Rocío Monteoliva, primera mujer en bajar la cara norte del Mulhacén con esquís
Rocío Monteoliva, primera mujer en bajar la cara norte del Mulhacén con esquís
Hay sensaciones que en la vida se pueden vivir solo una vez. Y para Rocío Monteoliva Herrera ese momento llegó hace unos días cuando bajó la cara norte del Mulhacén con esquís de montaña, reto que consigue una mujer por primera vez, según ha sido constatado. Esa tarde de final de abril no se le borrará a Rocío de su mente, dedicatoria incluida a su padre, que ese mismo día pasó por quirófano. Y no se detiene. Va a más. Sus próximos objetivos serán bajar también la cara norte del Veleta y la de la Alcazaba. Su sueño, ganarse la vida en la montaña.
– ¿Cómo surge este proyecto y reto?
– La idea fue de mi gran amigo Javier Carretero, que me dijo que si quería crearme un currículum para mi trabajo en montaña por qué no bajaba esquiando la cara norte del Veleta, del Mulhacén y de la Alcazaba, y así ser la primera mujer en hacerlo: «Proyecto 3 Nortes»
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– ¿Dudaste o fuiste decidida a hacerlo?
– Sí, hubo un momento en que me lo pensé, porque realmente no era ese el día en que había planificado para bajarlo, solo «bichearlo» y ya era tarde. Pero me puse los esquís para ver sensaciones y pensé que a mi padre lo acababan de operar, así que me dije: bajo ya y se lo dedico a él. Y así lo hice.
– ¿Y cómo se llevó a cabo?
– Teníamos prevista otra organización, pero uno de los compañeros no pudo estar presente por lo que decidimos Javi y yo subirla para ver condiciones, a pesar de las molestias de hombro que tenía. Incluso no sabía si iba a poder o no «foquear», porque el día anterior estuve en el Centro de Fisioterapia de la Zubia tratándome al no poderlo mover. Yo subí hasta arriba más rápido para prepararme e iniciar el descenso, mientras Javi grabaría el inicio y se reuniría conmigo en el Collado de la Mosca.
– Y en lo alto, momentos antes del inicio de la bajada…
– Una vez arriba probé a dar una serie de giros para comprobar también cómo estaba la nieve. La verdad es que estaba algo nerviosa, esperando a que se colocara Javi para grabar. Como te lo pienses mucho y dudes, no lo haces. Ahora, ¡qué forma de soltar adrenalina y cómo se pone el corazón a cien!
– ¿En qué pensabas o qué se te pasaba por la mente?
– La verdad es que no sé qué se me pasaba por la mente al bajar, iba concentrada en los aspectos técnicos y especialmente en los de seguridad por el peligro de avalancha. Lo cierto es que no fui consciente hasta un buen rato después de estar bajando la majestuosa cara norte del pico más alto de la península.
– ¿Te encontraste algún contratiempo? ¿tuviste alguna inquietud?
– Bueno, hubo un momento en que me metí por un sitio que no era el más seguro y tuve que remontar, pero en cada giro, en realidad, más que miedo o respeto por la bajada en sí, por la inclinación o por los tajos, era quizás algo de inseguridad por no haberlo preparado al dedillo. Javi se dirigió hacia el punto de encuentro acordado y me encontraba sola, aunque sí que estuvimos una parte comunicados por walkies y le iba indicando por dónde iba en cada momento y él me apoyaba y animaba a seguir. Miedo no tenía por la pendiente, pero el corazón sí me latía con fuerza porque la nieve estaba pesada y por comenzar la bajada a las seis, ya tarde.
– ¿Te viste obligada a hacer alguna pausa?
– Sí, sí. Tenía que hacer paradas en puntos seguros después de varias curvas para dejar que bajasen los bolos de nieve que se formaban, algunos enormes…
– ¿Y cómo calificarías esta vivencia?
– La verdad es que ha sido una experiencia alucinante. Y sí, es cierto que me lo pensé, pero de igual modo pensé en mi padre y me lancé, y en cada viraje iba disfrutando, con el corazón a «mil» segregando adrenalina a raudales, pero con aplomo y tranquilidad. La nieve estaba espectacular y no había muchos cambios, la única pega fue como he comentado que estaba «pesaílla», pero lo normal en primavera siendo las seis de la tarde. Cuando llegué al final y miré hacia arriba no me lo creía. Estuve un rato flipando y con un subidón increíble, fue muy divertido.
– Por último, Rocío, ¿cuáles son tus próximos retos?
– Mi próximo reto es ganarme la vida en la montaña. Ese es mi sueño, aunque en el horizonte no veo excesivamente lejos el hacer la cara norte del Veleta y la de la Alcazaba, siempre con la ayuda y el apoyo de mis familiares y amigos, a los que estoy profundamente agradecida por estar siempre ahí.